Ingredientes para la masa:

100 gr de azúcar.
150 gr de manteca.
2 huevos L.
1 cucharadita de esencia de vainilla.
Ingredientes para el relleno:
400 gr de membrillo.
3 cucharadas de agua.
Precalentamos el horno a 180ºC.
Ponemos la harina, el azúcar y la manteca a daditos en un bol y la vamos mezclando con los dedos hasta que se quede como migas. Batimos ligeramente los huevos, hacemos un pocito en el centro de la mezcla anterior y los agregamos. Incorporamos hasta tener una masa y la dejamos reposar en la nevera mientras preparamos el relleno.
En un cazo calentamos el membrillo partido a dados con el agua hasta que se funda y tome una consistencia casi de mermelada. Lo dejamos reposar hasta que quede casi a temperatura ambiente.
Sacamos la masa y estiramos 3/4 de la misma dejándola de aproximadamente medio centímetro de grosor, podéis hacerla más fina pero a mi me gusta tanto esta masa que me gusta hasta sola, pero lo dejo a vuestro gusto. Cubrimos la base y las paredes del molde con la masa, es normal que se parta sobretodo al ponerla en los laterales y tengáis que hacer parches, no es que hayáis hecho mal la masa, es la consistencia que tiene que tener. cortáis el sobrante que sobresalga del molde o si es un molde alto lo intentáis dejar todo a la misma altura. Si el molde es bajo y os sobra masa, simplemente movedla hacia fuera y pasad el rodillo apretando bien, de esta manera se cortara justo por el borde.
Rellenamos con el membrillo aún tibio.

Horneamos unos 50 minutos.
Aguanta varios días perfectamente y es una de esas tartas que están más ricas al día siguiente de prepararlas.
Y con este dulce internacional y a la vez tan nuestro, os deseo un feliz fin de semana.

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